Por estas razones es que se deben implementar nuevos entornos pedagógicos o espacios de aprendizaje en donde haya intercambio de conocimiento a nivel global, creación de sistemas interactivos y se estreche el vinculo entre la Educación superior y la Investigación, además de gozar de los beneficios de la flexibilidad, diversidad y accesibilidad en el tiempo y espacio, permitiéndonos sencillamente ordenar las diferentes etapas, preparar los periodos transitivos y diversificar; de esta forma saldríamos de la duda que nos planteamos al EVALUAR: seleccionar, excluir, promover o igualar y de la deserción o fracaso escolar.
La evaluación basada en competencias, se convierte en elemento formador y no en vara de medición: pues el docente debe tener claro que espera de los estudiantes, debe ser capaz de discriminar qué fue lo qué hizo el estudiante y qué las ayudas tecnológicas y debe ser capaz de valorar mediante una calificación la producción o trabajo colaborativo realizado por los estudiantes, teniendo en cuanta el saber hacer, saber saber ó conocimiento disciplinar, al conocimiento reflexivo en contexto y a potencializar todas las habilidades y destrezas del estudiante.
La Evaluación debe ser un proceso permanente y continuo independiente del método o la técnica que se utilice, situación que debe permitir al estudiante introducirse en un contexto que propicie el análisis, la proposición y el carácter investigativo que posibilite un acercamiento a su futuro ejercicio profesional y de la misma manera a la búsqueda de nuevo conocimiento.
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